Según un estudio, los perros familiares se orientan y se mueven de modo sincronizado con los miembros más pequeños de la familia. La investigación ha detectado que los perros familiares se desplazaban cuando los hijos acompañantes lo hacían y permanecían quietos cuando se detenían, una sincronía física que a menudo indica un vínculo emocional. Las conexiones sociales pueden moldearse y fortalecerse mediante la actividad compartida entre humanos y animales, aseguran sus autores. Y es que hay semejanzas entre amos y mascotas que rozan lo insólito.

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