¿Necesitas que tu perro te eche una mano?

No creerás lo que puede llegar a hacer por ti

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¿Imaginas a tu perro despertándote cada mañana, avisándote de que llaman a la puerta o cerrando cajones para evitar que tu bebé gateador se rompa la crisma? Con estimulación y adiestramiento casi todos los perros pueden hacer esto y mucho más. Te damos algunas pistas para tener un perro que ayuda.

Por Felix Grande, con la colaboración de Ángel Rodrigo, educador canino

perro que ayuda

Entre el entrenamiento canino profesional y la compañía, a secas, hay un universo de posibilidades, y no estamos hablando de dar la pata, saltar obstáculos o caminar a tu lado. Los educadores caninos saben que cualquier perro inteligente, estimulado y con las condiciones físicas adecuadas, puede cerrar puertas, avisar de que llaman a la puerta, despertarnos por la mañana a una hora concreta… Ser, en definitiva, un perro que ayuda.

Existen diferentes estrategias para enseñar una misma tarea. Aunque no todo lo que hay en YouTube es válido, nos ha gustado este vídeo. Es otro modo de enseñarle a cerrar puertas.

¿Significa esto que podemos convertirlo en un eficaz chico de los recados? No. Si tus aspiraciones van más allá del sentido común, en The Pets no podemos ayudarte. Tu perro seguirá siendo un perfecto desconocido en el súper de barrio y jamás sabrá cómo bajar la basura al contenedor. No obstante, puede ocurrir que tus necesidades sean importantes, muy concretas y rezonables, en cuyo caso habrá que recurrir a un profesional.

Este fue el caso de Cooper, el perro de una familia madrileña que ha rogado que su nombre permanezca en el anonimato. Cooper es un Pastor Alemán de pura raza con un cerebro de oro. La vida junto a sus dueños, un matrimonio joven, transcurría con normalidad hasta que el bebé de ambos comenzó a gatear. La madre nos cuenta que “mi hijo era un diablillo. No sé cómo se las arreglaba, pero abría todas las puertas, armarios y cajones de la casa en un tiempo récord”.

La solución 

 

 

Tras varios chichones y otros sustos de envergadura, preguntaron en un reputado centro canino de la Comunidad de Madrid la posibilidad de enseñar a Cooper una función muy concreta: cerrar todos los cajones y las puertas de su pequeño piso de Madrid. Dos meses de adestramiento intensivo y una factura cercana a 3.000 euros fueron suficientes para que el bebé explorador correteara a sus anchas por la casa sin riesgo a agujerarse la cabeza. El hocico de Cooper se encargaba de evitarlo casi con obsesión.

Su madre nos cuenta que “Cooper lo protegía con tanta precisión que nunca más volvió a golpearse”, y asegura con entusiasmo que educarlo no fue caro: “lo realmente caro habría sido no hacerlo. Con toda seguridad nos ahorró más de un disgusto”.

Pagar más de 50 € por hora de adiestramiento es excesivo. Y si la cifra global supera las 20 sesiones, algo no está bien planteado”

El precio 

 

Las tarifas varían según los casos. Hemos hecho un testeo y la cifra oscila entre los 14 euros por hora de la más económica, en Cádiz, y los 120 euros de la más cara, en Barcelona. Sin embargo, estas cifras no son objetivas: un buen adiestrador canino logrará los objetivos mucho más rápidamente que un aficionado. Ángel Rodrigo, adiestrador canino y asesor de The Pets, aconseja cerrar un precio de antemano. “Un buen profesional sabe aproximar el número de sesiones que se necesitarán en función de la raza, edad, reflejos… Estos parámetros se determinan en una primera visita, donde el perro será sometido a unas pruebas muy sencillas. En base a los resultados, es posible aproximar con poco margen de error cuántas clases serán necesarias”.

De acuerdo, Ángel, pero seguramente los lectores de The Pets necesitan más concreción. ¿Qué es adecuado cobrar por sesión? “Todo lo que sea más de 50 euros por hora es excesivo. Y si la cifra global supera las 20 sesiones, algo no está bien planteado”, aclara Ángel. “Sin embargo –advierte-, las cosas cambian si hay que abordar problemas serios, como podría ser un exceso de agresividad. Y lo mismo si los objetivos de adiestramiento son muy ambiciosos”. ¿Un ejemplo? “En una ocasión tuve que adiestrar a un perro para la protección y defensa de una persona concreta. La factura fue cara”. ¿Cuánto? “Más de 2.000 euros”, señala el adiestrador.

¿La mejor edad para comenzar el adiestramiento? A partir del primer año cumplido

La buena noticia es que no siempre es necesario ir a golpe de talonario para enseñar al perro tareas útiles. Con un poco de maña y algo más de paciencia, el amo podrá educarlo solo. Hemos elegido algunas, todas ellas sencillas. Las explicamos paso a paso.

ENSEÑARLE A CERRAR PUERTAS

1 Sujetar en el centro de la puerta una pequeña porción de recompensa gastronómica muy aromática y entreabrirla. El premio debe ponerse en el lado que hay que empujar para cerrar, y a una altura que se pueda alcanzar, aunque con algo de dificultad.

2 Sujetar al perro y permitir que huela y localice la golosina, reteniéndolo para evitar que la alcance.

3 Soltarlo y, tan pronto presione la puerta con el hocico o las patas para cazar su premio, pronunciar con firmeza la palabra “puerta”, y repetirla hasta que se haga con el premio y la puerta quede cerrada por completo.

4 Darle el resto de la recompensa y felicitarle con palabras y caricias.

5 Repetir este ejercicio abriendo la puerta cada vez más, sustituyendo la segunda recompensa (tras cerrar la puerta) por muestras afectivas.

6 Tras varias sesiones, eliminar la golosina de la puerta y pronunciar “puerta”. Si el perro la cierra, darle una porción de snack y felicitarlo. De lo contrario, volver al paso 3

Recuerda: hay que retirar progresivamente los pequeños premios de comida y mantener las recompensas afectivas. Estas últimas no deben desaparecer.

El tiempo medio de aprendizaje está entre dos y tres semanas, siempre que se tengan sesiones diarias

DESPERTARTE POR LA MAÑANA

1 Cuando se acerque su hora de comer, poner junto al perro el despertador y una escudilla vacía. Dejar que suene la alarma y darle su ración. Repetir esta operación en cada toma durante unos siete días.

2 Pasada una semana, dejar que suene la alarma y esperar a que reclame su comida. Tan pronto lo haga, felicitarlo y darle de comer.

3 Ir retirando la alarma poco a poco, salvo la de su primera toma matinal.

4 Ahora toca ir ajustando progresivamente la toma al horario que nos interesa, que debe terminar por coincidir con el que queramos ser despertados. Mantenerse una semana en este punto antes de pasar al siguiente.

5 Transcurrido el tiempo, y con la certeza de que el animal ya se ha acostumbrado a identificar la alarma con la comida, hay que ponerlo a prueba. Si pasada la noche suena el despertador y el perro corre hacia su dueño reclamando lo suyo, habrá que satisfacerlo de inmediato y felicitarlo.

6 Si no actúa como esperamos, aún no está preparado. Hay que regresar al punto 4 y no pasar al 5 hasta después de una semana.

Recuerda: Una vez que el perro acuda a despertarnos, tiene que recibir su ración de comida. No hay tregua para el remolón que vive en ti.

El tiempo medio de aprendizaje está entre dos y varias semanas. Algunos tardan más de lo esperado en comprender qué se espera de ellos; no hay que alarmarse.

 

 LLAMAN AL TIMBRE

1 Busca la ayuda de un amigo para que llame al timbre y acude con tu perro a abrir la puerta. Tu cómplice deberá darle una muy pequeña porción de snack antes de entrar en la casa. Repite este ejercicio tres veces cada día durante unos tres días.

2 Termina el resto de la semana haciendo lo mismo, salvo con una variante. Ahora serás tú quien recompense al animal tan pronto abras la puerta.

3 La segunda semana, cuando suene el timbre, observa la reacción del animal. Si te ladra, recompénsalo afectivamente y dale una pequeña golosina después de abrir la puerta. Si no reacciona, repite los pasos 1 y 2 durante otra semana más. No hay prisa.

Recuerda: una vez habituado, retira las golosinas y no olvides felicitarle siempre que te avise de que llaman a la puerta.

El tiempo medio de aprendizaje generalmente no supera las dos semanas. Sin embargo, es fundamental mantener la recompensa afectiva varias semanas más, incluso meses.

HÉROES NATURALES

Nunca fueron adiestrados

  • Hubo una vez un sargento llamado Stubby que andaba a cuatro patas y tenía un olfato prodigioso. Durante la I Guerra Mundial, este increíble Boston Bull Terrier salvó a su regimiento de ataques con gas mostaza dando aviso con su poderoso ladrido. Cuenta la leyenda que es el único animal nombrado sargento por sus méritos en combate. Si quieres saber más, Revista de Historia profundiza en su caso. Y un vídeo de WizScience te la cuenta (en inglés). La productora Fun Academy Motion Pictures hizo una película animada de argumento –digamos- algo libre. Su tráiler aquí.
  • La película Siempre a tu lado, protagonizada por Richard Gere, no es un cuento japonés. Se basa en la historia de Hachiko, un Akita Inu que esperaba a diario la llegada de su amo en la estación de tren de Shibuya (Tokio). Y siguió haciéndolo todos los días, a la misma hora, hasta el final de sus días, a pesar de que su amo había muerto diez años antes. La adaptación de su historia fue uno de los éxitos cinematográficos de 2009.
  • Balto es un Husky Siberiano con una preciosa historia a sus espaldas: trasportar en tiempo récord, y bajo condiciones climáticas extremas, las medicinas que salvaron la vida a una aldea de Alaska afectada de difteria. La nueva película de Disney asegura, no obstante, que el protagonista de la hazaña no fue Balto, sino otro perro esquimal llamado Togo. Nuestra admiración para ambos.
  • Smoky es una Yorkhsire increíble. Durante la II Guerra Mundial fue mensajera entre dos fuerzas americanas incomunicadas por el ejército alemán. Gracias a ella, 250 soldados salvaron la vida. Smoky permaneció junto su dueño toda la guerra, su hogar era una mochila militar. Pasó hambre, sobrevivió a la dura jungla de Nueva Guinea y le fueron otorgadas nada menos que ocho estrellas de combate. Si quieres conocer más sobre Smoky, echa un vistazo a este video.
  • Si no mencionamos a Laika, la primera perra astronauta, muchos se van a enfadar. Esta perrita mestiza se convirtió en el primer ser vivo en orbitar la tierra (septiembre de 1957). Lo hizo a bordo de la nave espacial Sputnik 2. No sobrevivió a la experiencia. Un fallo en el sistema térmico de la nave acabó con su vida. Si te interesa el tema, echa un vistazo a este vídeo.

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