Pregunta: Tengo un perro con un bulto en el párpado. No es muy grande y tampoco da signos de dolerle. El resto del ojo parece estar bien, sin indicios de enrojecimiento, lagrimeo o secreción ocular. ¿Debería preocuparme? Cada vez que llevo a mi joven Teckel de año y medio al veterinario hago un gasto importante, y no me gustaría ir sin causa justificada.
Respuesta: No parece que se trate de una urgencia veterinaria. Tener un perro con un bulto en el párpado es algo relativamente frecuente y de escasa importancia. Susana Cacho, veterinaria asesora de Thepets.es, explica que “estas formaciones suelen ser quistes o lipomas benignos. No suelen provocar molestias. Y tampoco representan amenaza alguna para la salud del perro”. ¿Conviene extírpalos? “Solo si comienzan a crecer o se vuelven incómodos para el animal”, responde Cacho.
Es recomendable, no obstante, que vigiles de cerca el bulto. Si cambia de forma, se vuelve verrugoso, se ulcera o sangra, podría tratarse de una neoplasia palpebral. En estos casos, el tratamiento puede ser la cirugía, la crioterapia o la ablación láser. Estos tumores suelen afectar al párpado superior y con frecuencia son benignos. Es raro que aparezcan en perros tan jóvenes como tu Teckel, pero no imposible. Si el bulto en el párpado de tu perro cambia de aspecto, la visita el veterinario es imprescindible.
EL DIAGNÓSTICO DEL 75% DE LOS PERROS QUE TIENEN UN BULTO EN EL PÁRPADO ES BENIGNO, Y EL 25% RESTANTE, PESE A SER MALIGNO, RARA VEZ METASTATIZA
No podemos descartar la posibilidad de que se trate de un carcinoma de células escamosas, aunque la descripción que haces del bulto en el párpado de tu perro no resulta sospechoso para la veterinaria asesora de Thepets.es. “Esta neoplasia no tiene un aspecto limpio. Lo habitual es que se vea ulcerada, al punto de que podría confundirse con una herida”, aclara Cacho. Algo semejante sucede con el mastocitoma maligno, cuyo aspecto ulcerado —y de rápido crecimiento— suele ir acompañado de prurito y eritema.
Ojo a estas razas
Aunque el lagrimeo excesivo, las legañas, el enrojecimiento y la inflamación ocular son signos de alerta en todos los casos, hay razas más propensas que otras a sufrir problemas oculares. El Bulldog Inglés es una de ellas debido a la peculiar forma de sus ojos. Lo mismo ocurre con el Pekinés, muy vulnerable a la luxación del cristalino.
El Bóxer es muy propenso a desarrollar entropión, el Collie tiene predisposición genética a la distrofia corneal y son muchos los Golden Retriever que desarrollan uveítis pigmentaria, que podría provocar ceguera. El Cócker puede sufrir glaucoma y cataratas y el Bichón Maltés lagrimeo excesivo y, en el peor de los casos, úlceras corneales. El ojo seco es frecuente en los Cavalier y Dálmatas.
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