El Bóxer es simpático, campechano y pelín excedido. Con una frescura entre deliciosa y osada, juega e invita a jugar a diestro y siniestro. Para él, todo el mundo es bueno. ¿Todo el mundo? Sí, salvo los que miren mal a su amo. Para ellos no hay piedad. El Bóxer es un tipo entrañable que tolera cualquier exceso, salvo si atentan contra los suyos. A la familia, ni tocarla, como diría el “bueno” de Vito Corleone

 

El Bóxer de un vistazo

 

Peso: Entre 25 y 30 Kg.

Alzada: De 53 a 63 cm.
Temperamento: Dulce, cariñoso y muy simpático. Le encanta jugar y pasarlo bien. Fuerte intento de guarda y defensa. No le gusta meterse en peleas, pero es territorial. Le encantan los niños. Solo acepta bien convivir con otras mascotas si ha convivido con ellas desde cachorro.
Precio: Un buen ejemplar cuesta cerca de 700 euros. Pagar más de 1.200 euros es un abuso.
No olvides que: Necesita ejercicio en abundancia y juegos que mantengan su mente activa. Su apetito es voraz. Hay que controlar lo que come. Si permanece mucho tiempo solo, se volverá inestable.

 

Más Información: Bóxer Club de España-BCE. Bóxer Club Argentino. Bóxer Club de Chile

Vamos a contarte una historia. Hubo una vez un bandido llamado Mathias Klostermaier. Era cruel, sanguinario y terrible. Tenía atemorizada a toda la población de Suabia y Baviera (Alemania). Este malhechor se hacía acompañar de Tyras, un fabuloso Bullenbeisser -raza ya extinguida- a todas partes.

Este perro era tan fiero como leal. Dicen que cuando su amo caía al suelo ebrio de vino y cerveza, Tyras custodiaba su borrachera con la dulzura de una madre y la fiereza de una loba. Ni los roedores osaban acercarse. No en balde, era un auténtico Bullenbeisser, habituado a cazar osos y jabalíes en los bosques de Alemania, entre otras actividades no menos sangrientas.

Cuando las autoridades capturaron a Mathias, que fue condenado a muerte en 1771, necesitaron tres hombres para reducir a Tyras. Podrían haberlo matado, pero su lealtad le salvó. Nadie quiso hacerle daño. Tyras fue un perro excepcional en manos de un hombre equivocado.

De mi madre la lealtad…
…de mi padre las babas

BoxerAños más tarde nació Folcki, el primer Bóxer de la historia. Su madre era descendiente de aquel Bullenbeisser. Su padre, un Bulldog Inglés de alto abolengo. Es cierto que los registros de Folcki, que se presentó en sociedad como una nueva raza en 1896, poco tienen que ver con los rasgos actuales del Bóxer, pero es el origen de su linaje. La característica que menos ha variado es su cabeza ancha y esa expresión facial que, todo hay que decirlo, anda a caballo entre lo bruto y lo tierno.

El Bóxer es dulce y tiene un humor excelente. Pero si alguien amenaza a los suyos, enseñará sus colmillos como un carnicero su cuchillo

Respecto a su carácter, no hay discrepancia alguna. De su madre heredó la lealtad, la dulzura y el apego por su dueño. El linaje paterno reforzó su instinto de guarda y defensa, le inoculó una buena dosis de ternura y le hizo un baboso. Sí, esta raza babea, sobre todo cuando está nervioso o a alguien se le ocurre merendar un bocadillo de jamón delante de su poderoso hocico.

El maxilar inferior debe sobresalir ligeramente (prognatismo) y tener la mordida en tijera

Con el tiempo, y nuevas mezclas raciales, se llegó al Bóxer tal y como lo conocemos hoy en día. Un perro de movimientos ágiles. Robusto, fuerte y decidido. Cariñoso hasta el extremo, pero territorial y muy protector. Inteligente, espontáneo y con un poderío de aúpa.

¿Guardaespaldas yo?
Soy del sur de Marxloh

He aquí un tipo duro. Hijo de padres criados en el suburbio más oscuro de Alemania: Marxloh. Un perro de temperamento fuerte. Con formas y modales singulares. Un can musculoso y enganchado al juego. Cuando un Bóxer tiene ganas de juerga, mira fijamente como diciendo: “te haré una oferta que no podrás rechazar”. Y si en ese momento le tiendes la mano, te agarrará el cuello. En un visto y no visto, pondrá las patas sobre tu pecho y no esperará chupinazo alguno. La juerga no sabe de esperas.

¿Sus pasiones? El juego, los niños, velar por su familia… y la comida. Hay que controlar su apetito. Es voraz

BoxerMaría Jesús Pi, entusiasta de la raza y aficionada a su cría, nos cuenta que “el Bóxer es un eterno cachorro. Se comporta como tal a los dos meses, a los tres… y a los ocho años de vida. Su gusto por el juego es un signo racial. Siempre está bien dispuesto a ello”.

Sin embargo, esa frescura infantil choca con su acusado instinto de guarda y defensa. “En efecto –explica Pi-. El Bóxer es un defensor nato. Temible para los malhechores. Tiene instinto protector para dar y tomar. Más incluso que una loba criada en una esquina del Bronx…”, señala.

Su madre fue una auténtica Bullenbeisser: leal y protectora como una loba del Bronx

Queda claro que no hace falta educarlo para la guarda y defensa. Lo lleva en la sangre. Es más, conviene encauzar su ímpetu desde muy cachorro. Pi advierte que con el Bóxer “las medias tintas se pagan. Hay que dirigir su instinto lo antes posible. Es un perro buenísimo, pero si no recibe una educación coherente, se estropea”. Para ello, la experta aconseja poner límites justos y precisos. Enseñarle a cumplir órdenes sencillas desde el primer día y corregir sus malos modales sin demora, en caso de que ya los haya desarrollado.

¿Mi familia?
El centro de mi vida

Imposible negar que su presencia impone. Y mucho. No en balde, sus ancestros fueron cazadores de osos y jabalís. ¡Casi nada! También defendían de los lobos a los rebaños. ¿Algo más? Sí. Eran los cancerberos de mercados y mataderos. “Donde había un Bóxer al frente, los malhechores bajaban la frente”, señala Pi con cierta guasa en la voz.

El Bóxer se comportará como un cachorro toda la vida. Es juguetón, espontáneo y tiene la simpatía a flor de piel

Sin embargo, aquellos primeros ejemplares no son equiparables a los Bóxer de hoy. Si bien es cierto que ese pasado ha dejado su huella -de ahí sus dotes disuasorias-, la raza actual no es agresiva ni pendenciera. El Bóxer no busca discutir. Y mientras pueda, se mantendrá al margen de toda pelea.

No es un brocas. Ni tampoco un bocazas. Sabe medir sus ladridos cuando la situación lo exige. Solo hay una cosa que le pierde: ver que alguien mira mal a los suyos. Es como si dijera: “cuando uno de mis amigos se crea enemigos, yo los convierto en mis (peores) enemigos”. Pero ojo. No es la reencarnación animal de Al Pacino, es algo mucho más serio. Se trata de un Bóxer defendiendo a su “famiglia”. No hay piedad para el agresor.

¿Niño adicto a la tecnología?  
¡Déjamelo a mí!

El universo de este animal empieza y termina en su familia. Cuida a los más pequeños con una ternura que haría llorar al mismísimo Corleone. Y también los hace reír. Los entretiene con ingenio. Juega con ellos durante horas. Es una mezcla perfecta de G.E.O y Mary Poppins. Una quimera imposible que, sin embargo, toma cuerpo y forma en cualquier buen ejemplar de Bóxer. Esta raza es perfecta para niños. Un lujo de bondades que pocos igualan.

La psicóloga Mar Cañadas, en nuestro reportaje todo los que un perro puede hacer por ellos, lo señala como el perro más adecuado para sacar de la adicción tecnológica a los más pequeños. Y lo hace, precisamente, porque el Bóxer reclama atención y juegos continuos. No permite que su amo lo ignore o lo cambie por un aparato tecnológico. No al menos sin antes llamar su atención un centenar de veces.  Y de los modos más dispares (y divertidos) posibles.

Según la psicóloga, “el Bóxer está lleno de recursos para estimular a los niños que han perdido interés por el mundo real. Es el azote de la adicción tecnológica, el enemigo del videojuego; la raza ideal para desenganchar de YouTube”. Una promesa muy alentadora para los tiempos que corren. Veamos por qué:

Un estudio de 2019 advierte que los dispositivos digitales pueden alterar la materia blanca del cerebro. Esto significa que las habilidades de aprendizaje del niño podrían quedar comprometidas de por vida.

No es el único. Otros estudios abundan en estos y otros riegos. El TDAH, los trastornos mentales, la falta de autoestima, el sobrepeso  y las dificultades para dormir aumentan, y mucho, con la adicción tecnológica. La solución a estos problemas no está en adoptar un Bóxer. Sin embargo, Mar Cañadas nos recuerda que “este tipo de perros sí pueden ser decisivos para que las medidas globales de desenchanche sean un éxito”.

¡Soy un tipazo!
No me eches a perder

Basta echarle un vistazo para comprender que ese cuerpazo no se mantiene solo. Es un tipo atlético, musculosos y bien proporcionado. Necesita ejercicio en abundancia. Y practicar juegos de obediencia, agility, actividades de rastreo o lo que se tercie. En otras palabras: actividad física y mental a tutiplén.

Le encanta el deporte, y como es impetuoso, corre sus riesgos. Las posibilidades de sufrir una lesión muscular cuando salta y corre sin control no son asunto baladí. Es importante educar sus impulsos y ofrecerle una alimentación adecuada en función de su actividad. Podría necesitar un pienso rico en hidratos de carbono. Capaz de reforzar, también, sus huesos y ligamentos.

Es un atleta. Le encanta el deporte y necesita practicarlo a diario

Susana Cacho, veterinaria asesora de The Pets, señala la posibilidad de darle comida fresca y natural. “Los ejemplares muy activos son los que más se benefician con estas dietas. Es importante que sean elaboradas por nutricionistas. Sus ventajas se tornan daños si no hay un buen experto detrás”. El grupo happets diseña un perfil nutricional de cada perro. El objetivo es lograr una dieta personalizada, capaz de satisfacer todas las necesidades del animal. Su precio varía en función de cada ejemplar.

Sea como sea, el Bóxer tiene un apetito voraz. Hay que vigilar las raciones y adaptar los nutrientes a su ritmo de actividad. Un Bóxer gordinflón no solo pierde su encanto, también echa a perder la salud. Un perro obeso es un seguro candidato a la enfermedad.

Mírame a los ojos…  
…y limpia mis legañas

Aunque su esperanza de vida no supera los diez años, es un perro con buena salud. Los ojos son su punto más vulnerable. Hay que limpiarlos a conciencia

BoxerEs una raza bastante saludable. Algunos ejemplares son propensos a la torsión gástrica. Para evitarlo, Susana Cacho aconseja “dividir la ración diaria en tres tomas y evitar que coma después de hacer ejercicio”.  Cacho también alerta de otros de sus puntos débiles, como “ciertas cardiopatías congénitas y esqueléticas”. Para su control, el Club del Bóxer Español ha llegado a acuerdos de colaboración con entidades que diagnostican y hacen seguimiento de estas patologías.

Por último, Cacho señala sus ojos y limpiarlos a menudo para evitar que la suciedad tapone el conducto lagrimal. ¿Cómo? “Con una gasa higiénica empapada en agua fría previamente hervida. También puede usarse suero fisiológico. Nada más”, aconseja Cacho.

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