Anglé y Marta

Una relación entre pañales

El día de mi cumpleaños, mi grupo de amigas llegó a casa con una botella de Champagne y una enorme caja agujereada. Tenía un gran lazo y de ella colgaban guirnaldas de colores. Jamás imagine que dentro estaba Anglé y su kit de vida: pienso, camita para dormir y bañera. Cuando lo vi, salte de alegría”.

Pero los patos no son una mascota convencional. Cuéntanos cómo cuidas a Anglé. “Cuando hace sol pasa la mayoría del tiempo en el jardín. Ahí está feliz. Los días fríos o de lluvia, lo meto dentro de casa. Entonces le pongo un pañal para patos para que no ensucie. Por lo demás, es un animal muy limpio que no necesita cuidados especiales.

Desayuna pienso comercial, pero come y cena productos naturales: remolacha, judías verdes, maíz, zanahoria, brotes tiernos, manzana, pescado sin espinas… todo muy troceado en cantidades súper pequeñas”.

¿Cómo te relacionas con él? “Me sigue como a su madre. Sabe quién soy, responde al nombre de Anglé y jugamos juntos. Es inteligente y divertido. Llevamos un año juntos y nos conocemos muy bien. Lo que peor lleva son los pañales… pero sin ellos no podríamos convivir”.

Tener pato facilita, en ocasiones, conocer otras personas con el mismo gusto. Es el caso de Cristina, que también nos ha contado su historia con Patidifuso, su precioso pato.

Es que los patos no pueden ser adiestrados. Terminará acostumbrándose: la esperanza de vida de estas aves ronda los ocho años. ¡Hay tiempo!

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