Pregunta: Me gustaría saber qué hacer ante el mal olor de las heces de mi perro y si hay algún modo de evitarlo. Las heces de mi perro huelen muy mal y me resulta muy desagradable. También tiene gases.
Respuesta: Son muchos los factores que pueden influir en el mal olor de las heces de perro. Susana Cacho, veterinaria asesora de Thepets.es, explica que la alimentación juega un papel muy importante en el olor de las heces. “Una dieta equilibrada y de alta calidad es decisiva en estos casos. Conviene evitar fórmulas muy ricas en grasas o proteínas, que siempre agravan el problema, y decantarse por mezclas más digestivas”, aconseja.
Si el mal olor de las heces del perro es intenso y duradero en el tiempo, el veterinario deberá investigar si hay algún problema digestivo. Ciertos trastornos como la pancreatitis o la infección intestinal generan este problema. Los mismo si el animal tiene parásitos intestinales, ha desarrollado alguna alergia alimentaria o no puede absorber bien los nutrientes.
Si no hay una enfermedad subyacente, la dieta equilibrada es el mejor modo de controlar el problema, pero no el único. También hay que asegurarse de que el animal no está sobrealimentado y de que tiene un horario de comidas regular. Ambas medidas contribuyen a mantener la buena salud de su sistema digestivo.
Ciertos suplementos probióticos mejoran las digestiones y alivian el mal olor de las heces del perro, y también el de las flatulencias. Desde Thepets.es recomendamos un uso puntual, siempre bajo prescripción veterinaria. El uso de probióticos puede ser beneficioso, pero no son una solución milagrosa. Abusar de ellos no está exento de riesgos y, a la larga, podrían desequilibrar la flora bacteriana.
El olor de los gases también está determinado por los factores antes señalados. No obstante, si los pedos de tu perro huelen fatal, revisa su grado de actividad. Un estudio realizado por Jones BR et al vincula la aerofagia canina con el sedentarismo. Los perros con menor actividad física mostraron más flatulencia que los que se ejercitaban con regularidad. Los restos de comida humana, la falta de hidratación y los atracones también han demostrado su mala influencia en el olor y frecuencia de las ventosidades del perro.
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