Las cosas que tu gato no soporta

(y tú ignoras)

Las cosas que tu gato no soporta

No la líes. Por mucho que te empeñes, a tu gato no le gusta ir perfumado, tampoco llevar gorro de papa Noel. Y mucho menos que le soples los bigotes o le toques la barriga. Hay cosas que, sencillamente, no hay que hacer. Toma nota.

 

1- LOS GATOS NO SE BAÑAN

Salvo que estén extremadamente sucios, no hay necesidad alguna de sumergirlos en la bañera. El agua no les gusta, ni clara ni jabonosa. Luis García Rebollo, veterinario a domicilio en la Comunidad de Madrid, añade que “los baños pueden dañar la calidad –y la belleza- de su manto. Además, a muchos ejemplares el agua les produce terror, y obligarles a entrar en contacto con ella podría dar lugar a reacciones inesperadas”.

La mayoría de las razas se mantienen perfectas con cepillados regulares. El aseo más profundo se lo practican ellos mismos a lengüetazo limpio. Te estarás preguntando entonces por qué existen peluquerías felinas. No podemos darte una respuesta bonita, pero sí sincera: Ciertas razas de competición no tienen más remedio que acudir a ellas. El precio de la fama no perdona ni a los gatos. Aunque tampoco olvides que en muchas ocasiones solo acuden a peinar y cardar. Y esto posiblemente hasta les guste, además de ser inocuo.

2- COLONIA NUNCA, POR FAVOR

Da igual que algunas marcas comerciales se empeñen en vender colonias felinas, o que aseguren que a tu gato le gusta ir perfumado. No es cierto: apostamos nuestro logo de The Pets a que no encuentras un gato que acepte de buen grado ser rociado con colonia. El olfato felino es infinitamente superior al de los humanos.

Estudios fiables aseguran que supera hasta catorce veces al nuestro. Imagina, entonces, qué harías tú si alguien te echa en el cuello unas gotitas de Channel Nº5 y lo percibes con la intensidad de un felino. Dejamos que tu imaginación dé la respuesta. Si quieres compartirla, deja un comentario más abajo.

 

3- LOS GERANIOS O YO, TÚ DECIDES

De acuerdo que es un planta bonita, muy decorativa y alegre, pero si tienes gatos en casa, óbviala. Las razones, una vez más, están relacionadas con su potente capacidad olfativa. No podemos darte una explicación científica de esta animadversión, porque lo cierto es que los geranios no tienen un olor excesivamente fuerte ni penetrante, pero no lo soportan. Además, en el improbable caso de que rozaran la planta o comieran alguna de sus flores, los vómitos, la diarrea y la dermatitis surgirían en un plazo de 24 horas desde su ingesta. Tampoco les gustan las plantas de lavanda ni el tomillo.

 

4- ¿DISFRACES A MI? NI EN CARNAVAL

Hablando claro: vestir a tu gato de papá Noel, colocarle unas gafas de lectura o un tutú de muñeca china es cruel. Basta echar un vistazo a internet para ver que, solo en Amazon, venden cientos de disfraces aberrantes para mortificar felinos. No faltan capas de mosqueteros, cofias de enfermera, pelucas de león y hasta un esmoquin felino con pajarita. Lo más extravagante que hemos visto es un disfraz de araña. ¡Lamentable! Los gatos no disfrutan embutiendo su cuerpo en estos trapos de carnaval. Sufren.

Limitan sus movimientos. Disfrazarlos no es un acto original ni gracioso, es un modo de maltrato. Echa un vistazo a este video y saca tus propias conclusiones. Puedes compartirlas con nosotros dejando tu comentario en la publicación abajo del todo o desde este formulario.

5- MIMOS SÍ, ABRAZOS NUNCA

El abrazo es un gesto exclusivamente humano, una manifestación de cariño que los felinos no tienen registrada como tal. Susana Fuertes, una estudiante de psicología que prepara su tesis sobre vínculos entre mascotas y amos, nos cuenta que “no podemos demostrar a los animales el cariño del mismo modo que lo hacemos entre nosotros. Los abrazos los interpretan como una invasión. No les gustan, salvo rarísimas excepciones. Por lo general, se ponen muy rígidos y tensan sus miembros a modo de defensa. Muchos de ellos, además, salen corriendo tan pronto pueden y se esconden. Esta reacción tiene fácil lectura: el abrazo es un acto que les incomoda. Es imposible que lo acepten como una manifestación de cariño”.

¿Pasa lo mismo con las caricias?: “En absoluto –responde Susana-. Las caricias sí forman parte de su lenguaje afectivo. Y les encantan. Acariciar a una mascota tiene efectos relajantes para ambos y fortalece los vínculos”.

6- NO ME TOQUES MUCHO LA BARRIGA

Los folículos pilosos de la zona del vientre felino son especialmente sensibles, y algunos ejemplares sobrereaccionan cuando se les acaricia la zona. Cuando esto sucede, el animal se incomoda y cambia rápidamente de postura, algunos ejemplares incluso finalizan la sesión de mimos largándose a la francesa.

Los ejemplares con vientre hipersensible tampoco suelen llevar bien que les toquen la cola. Eso sí, todos los felinos reciben con agrado las caricias suaves en el pecho, la cabeza, las mejillas y bajo el cuello.

 

7- NI HARD ROCK NI HEAVY METAL

Hermann Bubna-Littitz, catedrático de veterinaria de la universidad de Viena, estudió la relación de los gatos con la música, sacando varias conclusiones. Pudo comprobar que los felinos no son indiferentes a los acordes, y que sienten predilección por los compases rápidos y las voces masculinas. Sin embargo, detestan el hard rock, los sonidos fuertes, la estridencia de las voces muy profundas o agudas y, especialmente, los acordes de las guitarras eléctricas.

Si te gusta el rock duro o el heavy metal, ya habrás comprobado que tan pronto pinchas a los Rolling Stones, tu felino desaparece. Sin embargo, los amantes de Mozart o Beethoven habrán experimentado lo contrario, siempre que no hayan puesto las piezas a todo volumen. La suma de decibelios les espanta, ya sean de Bach o Katy Perry.

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8- NI SE TE OCURRA TOCAR MIS BIGOTES

Los bigotes felinos en realidad se llaman vibrisas. Estos pelillos rígidos son hasta cinco veces más gruesos y mucho más largos que el resto de los pelos del cuerpo. Están profundamente implantados bajo la piel y tienen terminaciones nerviosas. Si los observas de cerca, podrás contar entre ocho y doce bigotes en cada lado, dependiendo del ejemplar, y veras que reaccionan al más leve contacto.

Esto es así porque su sensibilidad en inmensa, se trata de auténticos receptores táctiles. Sus funciones son muchísimas, desde calcular distancias hasta identificar peligros o prever la llegada de lluvias o vientos fuertes. Si soplas sobre ellos, el gato se incomodará mucho e intentará salir corriendo. Le desconcertarás y puede que se muestre confuso durante varios minutos. Si reincides, se molestará. Y si lo haces con frecuencia, harás de tu gato un animal desconfiado, asustadizo y con malas pulgas.

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9- SI ME MIRAS FIJAMENTE A LOS OJOS ME ASUSTO

Todos los felinos, no solo los gatos, identifican las miradas fijas y sostenidas como una amenaza. El contacto visual con tu gato está muy bien, pero hay que procurar que no dure demasiado, podría interpretar que le estas retando. No es culpa suya, es su naturaleza.

Sin embargo, los gatos no se enfrentan a sus amos, y optará por la retirada tan pronto se sienta ansioso. Si es un extraño el que sostienen la mirada, es muy posible que el gato comience a bufar en señal de defensa. Será raro, no obstante, que opte por el ataque. La huida repentina es la reacción más probable.

10- DETESTO LOS TRANSPORTINES, Y TÚ YA LO SABES

Son necesarios, de acuerdo. Sin ellos, viajar en coche o trasporte colectivo se haría casi imposible. Sin embargo, hay pocas cosas que les produzcan mayor incomodidad, ansiedad y confusión que entrar en un transportín y permanecer ahí durante horas. Lo detestan, pero lo cierto es que no podemos prescindir de ellos.

¿Qué hacer entonces? Además de procurarle un transportín amplio y cómodo, las feromonas sintéticas pueden hacerle el trayecto algo más agradable. Se venden en spray y sirven para rociar el transportín de olores agradables al olfato felino. Si el viaje es largo, consulta con el veterinario la posibilidad de administrar algún sedante suave.

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11- ALEJA DE MI NARIZ PLÁTANOS Y CITRICOS

Muchas de las sustancias que se usan para evitar que los gatos se acerquen a orinar en lugares prohibidos están hechas a base de cítricos. La intensidad de estas frutas es desagradable para la fina nariz de los gatos, cuyo poder olfativo en muy superior al nuestro. El olor de la cáscara de los plátanos también es un fuerte repelente. Cuando tomes estas frutas, procura no dejar a su vista resto alguno de ellas.

 

Imágenes: Pixabay

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