Pregunta: Tengo un Golden Retriever de dos años que come muy rápido. Devora su ración en un abrir y cerrar de ojos. Y cuando termina, intenta meter el hocico en la escudilla de sus compañeros… Nada es suficiente para él. Se lo traga todo sin masticar y ha llegado a vomitar en muchas ocasiones. ¿Hay algún modo de controlar su ansiedad por la comida?
Respuesta: La voracidad canina es un clásico, y la ansiedad por la comida un problema que conlleva varios riesgos. Los más habituales son, según Happets, aumento de peso, malas digestiones y problemas de comportamiento. El Golden Retriever es un glotón, pero también es obediente y fácil de educar. Entre las primeras medidas a tomar hay una cardinal: mantener una rutina de alimentación. O, dicho de otro modo: darle de comer la misma cantidad en un horario fijo. Todos los días. Sin excepciones.
La opinión del experto
Xenia Tarán, veterinaria y directora de operaciones de Happets, recalca la necesidad de ofrecer un pienso adaptado a su estilo de vida que “satisfaga sus necesidades calóricas y nutricionales. Un pienso mal equilibrado o formulado con ingredientes de baja calidad puede llevar al animal a comer más de lo necesario”, asegura la experta.
Susana Cacho, veterinaria asesora de The Pets, explica que cuando el perro come con ansiedad, podemos ayudarlo dividiendo su ración en varias tomas. “No pasa nada por repartir la cantidad diaria en tres o cuatro raciones, eso facilitará su digestión y evitará los vómitos, además de relajar su ansiedad”.
Susana Cacho también advierte de la importancia de evitar que las tomas se hagan poco antes o después del ejercicio. “Si el animal toma su ración poco antes o después de realizar esfuerzo físico aumenta el riesgo de sufrir torsión gástrica. Y el perro que come con ansiedad ya es en sí mismo un candidato a sufrirla”, advierte Cacho.
Desde Happets también aconsejan procurar un entorno tranquilo a la hora de comer, así como asignar un área a cada animal. “Alimentar a cada perro en una zona separada fomenta una ingesta equilibrada y reduce la ansiedad”, señalan. Además, así se evitan incursiones a la escudilla del vecino.
Un truco eficaz que cuesta muy poco
Los comederos lentos, también llamados cuencos antivoracidad, están diseñados para que el perro tarde más tiempo en ingerir su dieta. Esto es así porque el animal tiene que ingeniárselas para acceder a todo el alimento, lo que da algo de tregua a su ansiedad. Son bastante económicos (entre 10 y 15 euros) y dan buenos resultados. Outward hound tiene varios modelos
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