Pregunta: Puede sonar a broma, pero no lo es. Mi perro huele a queso. El olor comenzó hace ya varios meses. Después de un largo paseo por un parque urbano sus pezuñas comenzaron a desprender un tufo a queso que no desaparece. Alguna vez ha olido a lo típico: perro mojado, humedad… Pero nunca a algo parecido a queso. ¿Hay alguna explicación?
Respuesta: Para tu tranquilidad, a tu perro no le sucede nada malo. Los perros sudan, pero no como nosotros. Ellos tienen muchas menos glándulas sudoríparas. La mayoría se concentran en las almohadillas de las patas y, en menor medida, en la trufa (nariz). Además, no sudan para regular solo la temperatura, como ocurre con nosotros. Ellos lo hacen —a grandes rasgos— para no resbalarse y mejorar su olfato.
Nos explicamos: el sudor mantiene hidratadas las almohadillas, flexibiliza la piel de la zona y mejora la sujeción al suelo, además de proteger sus pisadas de muchas otras cosas. Por otro lado, un hocico húmedo capta infinitamente mejor los olores que otro reseco. Esa finísima capa de grasa húmeda que fabrican sus glándulas sudoríparas es una bendición para afinar la nariz del perro
El olor a queso del perro puede deberse a las bacterias que hay en sus patas. Y no hay mucho que puedas hacer. Si usas productos higiénicos sobre sus almohadillas, surgirán otros problemas de mayor envergadura. Lo mejor será que recortes ligeramente los pelillos que hay entre los dedos, que los limpies después del paseo con un paño ligeramente humedecido en agua y que después los seques muy bien. Nada más.
Dicho todo esto, si observas que las pezuñas enrojecen, que el perro se rasca y lame sus patas, está inquieto y, además, el olor se vuelve rancio, pide a tu veterinario que descarte dermatitis por Malassezia.
Te interesa saber que…
El olor a queso no es una rareza. Ni tampoco el olor a moho, alquitrán o agua estancada. Pero eso no le quita un ápice de desagrado. Pasear por caminos de tierra o sobre hierba fresca absorberá parte del aroma impregnado en sus almohadillas. Recuerda, también, que las patas húmedas pueden dar lugar a aromas desagradables. Mantén sus pezuñas siempre secas y jamás las perfumes.
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