Los cachorros necesitan límites

Cómo frenar sus instintos primarios

Los cachorros necesitan límites

Morder, comer, gruñir, descansar, jugar y hacer sus necesidades. Con el control (o descontrol) de estos seis instintos primarios comienza la educación o el desmadre del cachorro. Nuestro equipo asesor los aborda uno a uno para explicar cómo y cuándo poner límites. ¡Stop a perros maleducados!

Gruñir
Y callar de inmediato

Hay cachorros expertos en imponer su dominio a golpe de gruñido. Cuando esto sucede, urge dejar bien claro quién es el jefe. ¿Cómo? Reprendiendo sin demora y con firmeza, sin mostrar temor o piedad por el pequeño cascarrabias.

Opinión Experta: Los gruñidos forman parte del ritual de dominancia. Los cachorros gruñones intentan ganar puestos mediante la amenaza. El problema se corta de raíz cuando el perro comprende que ya hay un jefe: su dueño.

¿Qué hacer? Practicar con él posturas de autoridad (presionar el lomo para que se siente y mantenerlo así unos minutos, por ejemplo) y reñirle severamente, utilizando un tono de voz fuerte y rudo, sin remordimientos. Es por el bien de todos. Un dato: estas pautas solo sirven si se aplican seguidamente del gruñido, ya que los perros solo asimilan que algo está mal cuando la corrección es inmediata.

Los cachorros necesitan límites

Morder
Y aprender a no hacerlo

Mordisquear es una necesidad vital del cachorro. Un síntoma de buena salud. Los cachorros se muerden entre ellos mientras juegan y estrechan lazos. Hasta aquí todo bien. ¿Significa esto que hay que permitir que hinquen el diente a las manos, los pies o el bajo del pantalón de su amo? Nunca.

Opinión Experta: Los cachorros que han sido separados muy pronto de sus hermanos no han podido jugar y morder con naturalidad, y querrán hacerlo con su dueño. No hay que permitirlo.

¿Qué hacer? Comprarles un juguete para roer y no pasarles ni una. Al primer golpe de colmillo en carme humana, pronunciar un «NO» severo e inmovilizar su cabeza unos segundos. Si reincide, demostrar con un toque seco (no fuerte) en su lomo u hocico que con la boca no se juega. Pronto aprenderá a no enseñar los dientes.

Los cachorros necesitan límites

Comer
Y no pedir más

Salvo excepciones, un perro siempre será un saco sin fondo: a ellos les corresponde pedir más, y a su dueño cerrarse en banda. Resulta obvio, pero si a un cachorro jamás se le da pie a solicitar bocados extra, cuando sea un perro adulto no rondará suplicante ni intentará comerse de un descuido el bocadillo de los niños.

Opinión Experta: Un perro nunca debe tener acceso a la mesa de sus amos, por evidentes razones de higiene y educación. Si un cachorro descubre que merodear por el comedor le supone bocados extra, no dejará de hacerlo jamás.

¿Qué hacer? El cachorro no debe estar presente mientras los amos comen o guisan. Jamás hay que darle comida de hurtadillas. Es importante mantener las basuras bien tapadas y dividir su ración en dos o tres tomas para calmar su ansiedad. Y recuerda: el cariño de los perros no crece con la sobrealimentación, pero su mala salud y educación, sí.

Jugar
Y respetar otros objetos

Todos los cachorros adoran las zapatillas y los peluches ajenos. No es justo recriminarles por ello, pero sí enseñarles a jugar solo con sus cosas. Evita darles objetos humanos desgastados: los perros no distinguen entre zapatillas para morder y zapatillas para no morder. Tampoco entre objetos nuevos y usados. Y mejor obviar juguetes caninos que imitan las cosas del hogar.

Opinión Experta: Los cachorros necesitan morder para calmar las molestias de la dentición, y hay que facilitarles juguetes adecuados de uso canino en exclusiva. Si aun así se apropian de cosas ajenas, no hay que tolerarlo.

¿Qué hacer? cuando cojan algo prohibido, se le quitará de la boca pronunciando un “NO” enérgico y grave. Inmediatamente después, hay que acercarle uno de sus juguetes y pasar con él un buen rato jugando. Los resultados rozan la magia. Se trata de enseñarles a jugar solo con sus cosas, y con esta sencilla técnica lo aprenderan rápido.

Descansar
Y jamás intentarlo en un sofá

Si por ellos fuera, dormirían en la cama y se echarían la siesta en el sofá. Es posible que podamos pensar que acurrucar al cochorro unos minutos en el colchón no tendrá consecuencias. ¡Falso! Un perro que ha probado la cama o el sillón de los amos siempre buscará el modo de repetir.

Opinión Experta: El cachorro debe saber desde el primer día que él tiene su cama y los amos la suya. Y lo mismo que las camas no se comparten, los sofás tampoco. Pero si ya se ha cometido el error de arroparlo bajo la manta, buscará repetir. ¡Faltaría más!

¿Qué hacer? Para corregirle, hay que pillarle infraganti y bajarle pronunciando un «NO» firme y grave. Después, ignorarlo durante cinco minutos. Pero pasado ese tiempo, acariciarlo y jugar con él un buen rato. La autoridad no está reñida con el cariño. Pero no vuelvas a claudicar, lo echarás todo a perder.

 

Hacer las necesidades
Y saber dónde

Enseñarle donde está su WC requiere grandes dosis de paciencia y mucho más cariño que reproche. Sí al refuerzo positivo, sí a la comprensión y sí a las técnicas que funcionan. Las viejas creencias de restregar su hocico en la orina o de atemorizarlo golpeando el suelo con un periódico enrollado son un sinsentido. No surten efecto, le confunden y son crueles.

Opinión Experta: Llena tu mochila de paciencia, cariño y perspicacia. No pierdas los nervios, no lo hace con mala intención. Es una necesidad de lo más básico.

¿Qué hacer? Cuando lo haga en casa, dile «NO» y después ignóralo unos cinco minutos. Asegúrate de que eliminas todo residuo de olor a heces u orina. Hay productos adecuados para ello. Si lo hace en la calle, monta una fiesta de caricias, palabras alegres y chuches a discreción. No hay mucho más que hacer. Es posible que aumentar el grado de la reprimenda acelere, en algún caso, el aprendizaje, pero también le volverá un perro más temeroso e inseguro. No compensa.

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