Tiene instinto, prudencia y habilidades extraordinarias. La más singular es que, ocasionalmente, actúa como si fuera capaz de razonar… ¿Es posible? Sigue leyendo. El Terrier Tibetano no te dejará indiferente
La primera en la frente: el Terrier Tibetano no es un Terrier. No alberga semejanza alguna con esta estirpe racial. ¿Entonces? Antiguamente las razas solo se clasificaban en tres grupos: guarda, caza y pequeños Terrier. Y dadas las dimensiones del Tibetano (entre 35 y 41 cm), se le incluyó en la última división. Hoy día está dentro de la familia de perros de utilidad, aunque hay fervientes defensores que abogan por cambiarle al sector de canes de trabajo.
Aseguran que puede razonar
La realidad es que no resulta descabellado. Este can con aires de Bobtail enano puede conducir rebaños, vigilar la casa, seguir el rastro de personas… Además, sus ancestros sabían cómo orientarse por los tortuosos caminos del Himalaya y resolver problemas sobre la marcha. “En efecto –apunta Bárbara Robles, experta en Terrier Tibetano-. Esas experiencias han calado fuerte en el carácter de la raza, y se puede afirmar que el Tibetano está capacitado para tomar sus propias decisiones, algo que hace con una coherencia asombrosa”.
Enigmático, inteligente, intuitivo y nada tragón, come menos que otros de su talla
¿Podrías ponernos algún ejemplo? No es fácil aceptar así, sin más, que se trata de un perro con capacidad de razonar… “Lo hace, aunque de forma diferente a nosotros –asegura Robles-. Su razonamiento es más instintivo que intelectual, de acuerdo, pero no por ello menos eficaz. ¿Me pides un ejemplo? Intentaré dártelo. El tibetano es muy hábil asociando ideas, y eso le permite resolver problemas simples. Tiene inteligencia instintiva, adaptativa y funcional. Esto significa, por ejemplo, que ante un peligro puede y sabe valorar más de una estrategia. Sus antepasados, por ejemplo, eran habilísimos evitando que las reses se despeñaran Himalaya abajo… ¿Cómo lo hacían? Sorteando peligros, y eso requiere mucho más que mero instinto”, argumenta Bárbara con firmeza.
¿Cariño? A raudales
Sea como sea, nadie puede negar que el cerebro de este perro echa chispas. Aprende rápido y caza al vuelo las órdenes. ¿Significa esto que es fácil de adiestrar? No exactamente. Robles advierte que “el Tibetano no se somete con facilidad. Necesita un amo coherente, justo y perspicaz. Es muy avispado para salirse con la suya”.
Aunque su nombre comienza por Terrier, no es ni pariente lejano de este grupo racial
¿Algún truco? “Cariño”, responde con avidez nuestra experta. Y es que convivir con un Terrier Tibetano puede resultar fascinante o dramático, todo depende de su dueño. Esta raza tiene dos grandes necesidades: afecto y educación. Los dueños parcos en ternura o dejados a la hora de educar tendrán ejemplares tristes y muy independientes.
El perejil de todas las salsas
El carácter natural del Terrier Tibetano es alegre, despierto, juguetón y muy cariñoso, pero a la vez tranquilo y reservado. Es interesante saber que los monjes del Tibet lo consideran mucho más que un animal de compañía, por eso lo dejan participar en su vida comunitaria. Y quizás esto tenga mucho que ver con su necesidad de ser uno más no solo en los acontecimientos familiares, también en los rituales más cotidianos. “No soporta ser apartado en las fiestas, excluido de las excusiones y, mucho menos, de las vacaciones familiares”, advierte Bárbara Robles.
El Tibetano de un vistazo
Peso: entre 8 y 13 kg.
Alzada: de 35 a 41 cm.
Temperamento: vivo, inteligente, algo testarudo y muy cariñoso. Su relación con los niños es fabulosa. Se lleva bien con otros perros y tolera convivir con más mascotas.
Precio: Se pueden encontrar buenos ejemplares desde 450 euros. Si se busca un ejemplar de exposición, hijo de campeones, el precio supera los 1.000 euros.
No olvides que: debe participar de todas las actividades familiares como uno más. Necesita saber que su amo lo quiere; un Tibetano que no recibe cariño, enfermará. Come poco y es muy caprichoso.
Además, a este perro no se la dan con queso. Se entera de todo. Alvaro Sánchez, que tiene una familia numerosa compuesta por dos mellizos de siete años y un Tibetano de dos, nos cuenta que “es más listo que el hambre. Sabe cuándo vamos a salir diez minutos antes de que lo pensemos. Y si no lo llevamos con nosotros, se enfada. Lo increíble es que distingue entre las salidas de ocio y las laborales o escolares. Las primeras no las perdona, con las segundas ni se inmuta”.
“Con los críos es la repera”
Su relación con el resto de los perros es francamente buena. Se lleva bien con todas las razas y no busca conflictos. Lo de compartir techo con otras mascotas lo lleva peor, pero no es imposible, sobre todo si ambas crecen juntas.
¿Cómo se lleva con los niños? La respuesta nos la da Álvaro: ”con los críos es la repera. No tiene un ápice de agresividad. En mi caso particular no puedo estar más contento. Mis mellizos juegan con él a todas horas, lo peinan y lo repinan con los artilugios de su maletín de peluquería, le ponen disfraces, se hacen fotos juntos… la relación es preciosa. Parecen hermanos. Y lo más bonito es que Chuso, nuestro Tibetano, no se resigna, disfruta con ellos como un crío más”.
Buena salud y apetito moderado
Respecto a su salud, se trata de una raza robusta con una esperanza de vida superior a los 13 años. No obstante, Susana Cacho, veterinaria asesora de The Pets, advierte que “hay que tener cuidado con la atrofia progresiva de retina, la displasia de cadera y la luxación de rótula”.
Por esta razón, las medidas de control impuestas por la Asociación Británica de Veterinaria y el Kennel Club Inglés, pasan por que nadie utilice para la cría ejemplares afectados. “Y esta es, en realidad, la única forma de poner punto final a cualquier mal racial”, señala Cacho. Nuestra veterinaria también advierte de su propensión a las otitis. Se previenen limpiando bien sus orejas y aireándolas.
Los monjes solo dejaban que abandonara el hogar cuando un extranjero se adentraba en el Himalaya. Y en verdad no era un regalo, sino un seguro: estos perros saben orientarse de fábula por terrenos difíciles
No es un perro tragón
Algunos ejemplares necesitan menos ración que otros de su misma talla. Por eso, la veterinaria Susana Cacho aconseja “obviar las recomendaciones del fabricante y dejarse aconsejar por el veterinario. Es posible que haya que hacer algunos ajustes”. Además, es una raza de gustos caprichosos. Necesita cierta disciplina a la hora de comer. En cuanto a su necesidad de ejercicio, no baja de una hora y media diaria, repartida en un mínimo de tres salidas.
Límpiale esas barbas
¿Más cuidados? Su pelo. Tiene dos capas. Una interior que es corta, lanosa y densa, y otra exterior más fina y larga. Hay que cepillarlo prácticamente a diario, sobre todo durante la muda. Debido a la longitud del manto, hay que eliminar todo resto de comida adherido a las barbas de su boca. De lo contrario, se convertirá en un nido de bacterias que, en el mejor de los casos, solo producirán irritaciones.
🤔 Sabías que… |
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