American Bully

José ha sobrevivido 28 domingos de Ramos, lleva la gracia metida en vena y asegura no entender a quienes se aplatanan por 40ºC “de na”. “En mi tierra eso es gloria pura”, dice este sevillano de pura cepa al que el azar afincó en Mallorca. Allí vive con Yeron, un American Bully con 70 hijos a sus espaldas, que no a su cargo; por fortuna. Y Sacha, una American Standford que es “la reina del mambo”.

“Ningún niño debería pasar por la experiencia de perder a su cachorro. Yo nunca lo he podido olvidar”

Para entender la historia de José y Yeron hay que remontarse años atrás, porque su amor por los perros viene de largo. “Con tres años ya me fascinaban, aunque tuve que esperar hasta los diez para que mis padres se rindieran. Me compraron un Chihuahua blanco que murió a los pocos meses de contraer leishmaniosis. Eso me marcó. Incluso hoy sigo acordándome de él. Ningún niño debería pasar por la experiencia de perder a su cachorro”, nos comenta un José inusualmente serio.

UN SUEÑO MUY REAL

Lola, la primera perra de José

Este acontecimiento le desafió. “De algún modo no consciente –era muy pequeño aún-, perder a mi primer perro despertó en mí el deseo de compartir mi mundo, o parte de él, con otros perros. Fue un deseo muy fuerte”. Sin embargo, la realidad se impuso: sus padres no volvieron a adoptar ningún ejemplar. Y eso le hizo sufrir, pero “afianzó mi sueño. Reforzó la ilusión de convivir algún día con uno o varios perros”, asegura con esa mezcla de nostalgia y orgullo que caracteriza a quienes saben soñar.

“Cuando cumplí 18 años llegó mi momento. Comencé a trabajar y lo primero que me compré fue una Pitbull con mezcla de American Standford. Pero la alegría me duró poco. Como no podía cuidarla, se la regalé a mi novia. Cuando nos separamos, ella se quedó la perrita. Esta nueva pérdida me dio que pensar. Tampoco he olvidado a Lola, mi primera perra”, confiesa.

CONOCIENDO A SU NUEVA CHICA

Parece que José tiene lo que Ortega y Gasset llamaba la cortesía del filósofo: habla con claridad y se le entiende. Entra, en corto y por derecho, a una filosofía de vida que sabe cómo endulzar las amarguras. “Lola está fenomenal. Muy bien atendida. En realidad, habría sido cruel separarlas. ¿No crees?”, pregunta José de modo retórico antes de comenzar a hablarnos de Sacha, su nueva chica. “¡Una preciosidad!”, asegura.

American Standford
cachorro de American Bully (hijo de Yeron)

Sacha es una American Standford. La niña mimada de su dueño. Una perra cariñosa, fiel y llena de vida. “Es un derroche de alegría, buen carácter y amabilidad. Físicamente es un pibón. Todo músculo y poderío. Superelegante”, asegura este amo encandilado con una raza singular. Aspecto imponente, inteligencia y corazón de miel. ¿Quién da más?

Sacha y José comenzaron su idilio en Baleares. “Vivíamos solos. Ella era mi única familia. Alcanzamos un grado de complicidad muy intenso. Sabía cuándo me sentía triste. Podía adivinar incluso si estaba enfermo. Nuestra relación era –y es- preciosa. Pero estaba muy sola, así que decidí comprarle un compañero. Pero no cualquiera. Sacha merecía un tipo de primera. Comencé a buscar candidatos y descubrí una raza que me fascinó: American Bully. Me gustó tanto que lo aprendí todo sobre ella. Quedé cautivado y me propuse encontrar al mejor ejemplar de American Bully para Sacha. Y también para mí”.

… Y YERON LLEGÓ CON OLOR A GRANJA

American Bully
Yeron, con tres meses y medio

José no tiene ningún reparo en confesar que volvió locos a varios criadores. Les pedía fotos de todos los cachorros y hacía preguntas difíciles de contestar. Ningún ejemplar parecía satisfacerle hasta que vio la foto de Yeron. “Fue un flechazo. Supe que no iba a encontrar mejor compañero para Sacha que ese magnífico cachorro de American que me miraba desde una foto digitalizada tras la pantalla del ordenador.

”Y así fue. En pocos días, Yeron llego a su casa “oliendo a granja como una vaca de aldea. Tuvimos que darle tres baños para suavizar, solo suavizar, el olor”.

¿Yeron fue lo que esperabas? La respuesta es automática. “Sin duda alguna –asegura José de inmediato-. Yeron era el cachorro ideal. Olía a rayos, eso sí, pero yo lo veía precioso, casi perfecto. Bien proporcionado. Con la cabeza grande. Musculoso. Sacha y él congeniaron de inmediato. Se gustaron desde el primer día”.

“Yeron era un cachorro ideal. Olía a rayos, eso sí, pero yo lo veía precioso, casi perfecto”

EL ÚLTIMO DE LA CAMADA

American Bully
Yeron y José

El magnífico Yeron que cautivó a José era -¡lo que son las cosas!- la última elección de una camada que ya había dado salida a todos sus hermanos. Yeron era, según cuentan las crónicas, el menos agraciado. Sin embargo, a los pocos meses comenzó a desarrollar una musculatura excepcional. “Se convirtió en un American Bully imponente. Precioso. Algo ´exagerao´”, asegura José con un orgullo que compite con el poderío de su mascota.

A partir de ahí, su fama fue en aumento. Los primeros cruces evidenciaron que “Yeron marca mucho la línea racial. Su descendencia no puede negar quién es su padre. Las camadas son mitad blue, mitad champan. Y suele tener mitad hembras, mitad machos”.

¿Y Sacha?, le preguntamos a José en plena efervescencia sobre las bondades de Yeron. “¿Sacha? –repregunta asombrado-. Muy, muy feliz. La señora de la casa sabe que sus dos chicos la adoran. Ambos estamos enamorados de ella. Hace lo que quiere con nosotros. Es la reina del mambo”.

Hijo de Yeron (un mes)

En The Pets.es nos hemos quedado fascinados con la historia de José. Tener un sueño y cumplirlo no es fácil. Y es que ya lo dijo Eleanor Roosevelt, que para eso fue primera dama de los EEUU: “el futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños”. Aunque, echando un vistazo a la juventud de José -28 Domingos de Ramos-, quizás deberíamos lanzarle un aviso: “ten cuidado con lo que sueñas, que se puede convertir en realidad” (Oscar Wilde).

“La señora de la casa sabe que sus dos chicos la adoran. Yeron y yo estamos perdidamente enamorados de Sacha”

Así son ellos

 

El estándar del American Staffordshire dicta que debe dar la impresión de una gran fuerza, con relación a su tamaño.

Es un perro bien sólido y musculoso, aunque ágil y elegante. Su cuerpo debe ser compacto y proporcionado.

Siempre está atento a lo que le rodea. La agresividad o extrema timidez son faltas que lo descalifican. 

 

El estándar del American Bully también hace referencia al poderío de la musculatura. Su cuerpo es voluminoso y de estructura ósea pesada.

Pese a su apariencia feroz, es gentil, amigable y cariñoso.

Hay cinco tipos: pocket (el más pequeño), classic (el más fino), standard (de tamaño medio), extreme (ancho y de aspecto fiero) y XL (el más grande)  

 

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